Y creo que tal vez el mal mayor de los argentinos no sean los políticos que supimos conseguir y que surgen del seno de nuestra sociedad, sino la abrumadora indiferencia del ciudadano común por los asuntos que modifican su presente y futuro. Porque siempre se ha dicho que uno de los deportes nacionales es el opinar sobre todo, sin embargo sostenemos esas opiniones con hechos? Le exigimos a nuestros gobernantes que lo que declaman sea cumplido en las acciones?
En definitiva somos consecuentes con lo que decimos?
Esta fisura entre el pensamiento y la acción debe ser una de las ganancias más importantes que han sabido explotar nuestros políticos, maestros en el arte de decir exactamente lo opuesto a lo que piensan realizar después. Y en ésta tónica hábilmente desarrollada en estos últimos 9 años, se inscriben artistas, cantantes, jueces, diputados, periodistas y todos aquellos que por su rol público se encontrarían más expuestos a las contradicciones. Sin embargo, eluden cualquier juicio colectivo, porque los ciudadanos no utilizamos el hastío y la indignación que sentimos, como un motor de militancia por los asuntos más importantes que en nuestra faz común podemos enfrentar.
Te invito a que llevemos nuestros pensamientos a la acción, para ser parte de nuestra historia y no simples pagadores de una novela que hasta ahora transcurre con presente incierto y sombrío futuro.